La tarima flotante.
Las tarimas flotantes de madera se componen de una base inferior de estabilización, y dos o más capas de madera. De las cuales, la o las intermedias suelen ser de madera resistente y barata, como pino o abeto, y la superior o de acabado, de madera noble. Esta última capa suele tener un grosor de entre 1,5 y 4 mm, de manera que pueda lijarse y barnizarse (acuchillarse) varias veces (normalmente dos, y muy raramente más de cuatro).
Según la Federación Española de Pavimentos de madera (FEMP), para que una tarima flotante de madera multicapa se pueda definir con el nombre de parquet, debe de disponer de al menos un mínimo de 2,5 mm de espesor de capa noble, para evitar el intrusismo o baja prestación al uso de los pavimentos de madera noble con terminología añadida de tarima de parquet flotante multicapa. Ningún pavimento de madera ya sea flotante o otro modo de colocación podrá adoptar el nombre de parquet si no alcanza el espesor de madera noble de 2,5 mm útiles.
Por último, la capa de madera noble, incorporar una última capa con un tratamiento superficial tipo barniz, con base al agua, hasta 7 manos algunos modelos incorporan óxido de aluminio en su tratamiento haciéndolos excepcionalmente resistentes a la abrasión, también filtros de rayos ultravioletas, preservando el color de la madera por más tiempo frente a los rayos del sol, que tienden a oscurecer la madera. La dureza de la capa de barniz que suele cubrir estos suelos se mide con el test de Dureza Brinell, para superficies finas.
Este tipo de suelos, relativamente novedosos, consiguen un acabado de la misma calidad visual que los parquets de madera maciza, superándolos incluso en algunos aspectos, como en estabilidad dimensional, ya que al disponerse las sucesivas capas con las vetas perpendiculares, las deformaciones de las piezas debido a la humedad o temperatura disminuyen.
Las tarimas flotantes de madera multicapa suelen incorporar, al igual que los suelos de tarima flotante sintética, un sistema de anclaje tipo »clic».